Un día en la vida de un/a cuidador/a en nuestros santuarios
Cada día en los santuarios de El Refugio del Burrito es un brillante ejemplo de dedicación, compasión y esfuerzo incansable, asegurando que nuestros 210 burros residentes disfruten de una salud y bienestar óptimos.
El día comienza temprano, a las 8 a. m. (7 a. m. en verano), con la limpieza de todos los prados, ya que un entorno limpio es esencial para el bienestar de nuestros burros. Luego viene el desayuno. Cada prado tiene necesidades nutricionales únicas adaptadas a los requerimientos de los burros, algunos con suplementos especiales o dietas específicas. Además, limpiamos los bebederos automáticos y verificamos que funcionen correctamente.
Después del desayuno, administramos medicamentos y brindamos atención a los burros que requieren cuidados especiales. A media mañana, sobre las 11 a. m., hacemos una breve pausa para tomar algo caliente antes de continuar con el día. Una vez a la semana, nuestro veterinario visita el santuario para revisar la salud de los burros, y especialistas como herradores y dentistas equinos nos visitan periódicamente.
Si el tiempo lo permite, realizamos actividades de enriquecimiento, sesiones de entrenamiento o mantenimiento de las instalaciones para mejorar la calidad de vida de los burros. Por ejemplo, hemos estado arando y sembrando prados con cebada para que puedan pastar en primavera.
Después de un almuerzo rápido a las 2 p. m., continuamos con la segunda ronda de alimentación, medicación y revisión de prados. Al anochecer, hacemos un chequeo final para asegurarnos de que todo esté en calma y que los burros estén seguros y cómodos.
Aunque los días son ocupados, ver a los burros felices y saludables hace que todo valga la pena.