Una segunda oportunidad para un burro geriátrico abandonado en el campo
El esfuerzo conjunto de El Refugio del Burrito, el Ayto. de Utrera y su adoptante permiten dar una nueva vida a un burro geriátrico abandonado.
Vagando por el campo, sin comida ni agua y con los cascos sobrecrecidos. Así encontró la policía municipal a un burro, de unos 30 años de edad, abandonado en Utrera.
Tras intentar identificarlo sin éxito el burro ingresó en el centro zoosanitario de Alcalá de Guadaira. Fue entonces cuando Encarnación, concejala en el Ayto. de Utrera, se puso en contacto con El Refugio del Burrito para pedir ayuda.
El equipo de Bienestar Animal de El Refugio del Burrito comenzó inmediatamente a trabajar para encontrar una casa de adopción. Tras una intensa búsqueda encontró en una localidad cercana al adoptante ideal: Francisco, quién tenía experiencia con équidos y no le importó dar hogar y cobijo a un burro geriátrico.
El Ayto. de Utrera se encargó de costear el recorte de los cascos del burro y su castración. Una vez recuperado, El Refugio del Burrito movilizó a su equipo para realizar el transporte del burro desde el centro zoosanitario a la que sería su casa definitiva.
Zapatones, como cariñosamente le llamó Francisco debido a lo largo de sus cascos cuando le encontraron, vive ahora feliz en compañía de otro burro de su misma edad. Cuando llegó se mostró un poco esquivo, pero poco a poco Francisco se ha ido ganando su confianza y cariño y ahora es uno más de la familia.
“Zapatones ha tenido mucha suerte de encontrar una casa como la de Francisco” -. Andrea Torreño, Oficial de Bienestar Animal.
En lo que va de año son ya 127 burros, que como Zapatones, necesitan encontrar un hogar. Los motivos van desde el abandono, hasta la reproducción descontrolada pasando por mudanzas, problemas económicos o el fallecimiento del propietario entre otros. Por ello durante el proceso de adopción nos aseguramos de que los adoptantes comprenden todo lo que implica tener burros.
Desde aquí queremos agradecer a todas las partes implicadas por su colaboración y esfuerzo. De no haber sido por la preocupación por el bienestar animal de Encarnación y la generosidad de Francisco, la historia de Zapatones habría sido muy diferente.