Cómo celebrar el Día Internacional del Burro
«El burro siempre ha ayudado al hombre, en la mayoría del mundo todavía lo hace, y nunca pide nada a cambio».
Dr. Elisabeth Svendsen, miembro de la Orden del Imperio Británico. Fundadora de The Donkey Sanctuary
Cómo celebrar el Día Internacional del Burro
• ¡Conviértete en anfitrión del burro! Aprende más en los recursos de nuestra página web y aprovecha la oportunidad de enaltecer su estatus compartiendo con tu familia, amigos y comunidad lo único y maravilloso que es este animal.
• Si decides adoptar, recuerda: la vida media de un burro es de 30 años. Antes de tomar la decisión de abrirle las puertas de tu casa, considera este aspecto, el tiempo y los recursos económicos que necesita, y recuerda que, si se separa de ti, sufrirá inmensamente.
• Sé un «usuario» responsable. Si se diera el caso de que decides hacer alguna actividad con burros, asegúrate de que estos animales tienen su seguridad garantizada, estén bien atendidos y que sus necesidades estén cubiertas.
• ¡Invierte tiempo de calidad en ellos!
¿Sabías que los burros…?
1. Son criaturas muy inteligentes, sociables y tranquilas, capaces de generar pensamientos independientes y tomar decisiones propias.
2. Son fuertes y no harán nada que consideren peligroso, lo que los convierte en una compañía fiable y excelente.
3. Hay más de 44 millones de burros en todo el mundo.
4. Existe el siguiente refrán en Etiopía: «Si no tienes un burro, eres un burro».
5. No beben agua sucia.
6. Estos animales tan sociables e inteligentes tienen una capacidad única de establecer lazos de unión entre ellos y con los seres humanos, incluso pueden llegar a sincronizar el latido de su corazón con aquellos con los que está en contacto. (Pruebas realizadas de una investigación llevada a cabo por el departamento de Terapias Asistidas con Burros de The Donkey Sanctuary).
7. ¡Son unos guardianes magníficos! Además de ser absolutamente leales a sus compañeros con los que han establecido lazos emocionales, también se les conoce por la capacidad de proteger grandes manadas. Defienden a los rebaños de ovejas y cabras alrededor del mundo atacando a los depredadores para salvaguardar a los que considera su familia.
8. ¡Pueden hacer agujeros en el suelo! En áreas desérticas, los burros ferales y silvestres cavan para acceder a aguas subterráneas! Los pequeños pozos que crean no solo les resultan útiles a ellos, sino que también beneficia a animales de menor tamaño que se ven en apuros para obtener agua bajo el calor abrasador del desierto.
9. Sus orejas son capaces de percibir sonidos a varios kilómetros de distancia, ¡también pueden regularse la temperatura!
10. ¡Son unos escapistas profesionales! Asegúrate de que las vallas son seguras y compruébalas con regularidad. ¡El césped del vecino siempre estará más verde!
Historia del burro
Aunque hace millones de años los burros y los caballos compartían los ancestros, han evolucionado para convertirse en especies muy distintas, y entender esas diferencias es de vital importancia de cara al cuidado y el bienestar de los burros. Existen dos especies distintas de burros; la rama asiática proviene del área que se extiende desde el Mar Rojo al norte de la India donde el asno tuvo que adaptarse a una climatología, terreno y altitud diferentes. De esta forma, hay más de un tipo de asno silvestre asiático. La rama africana se originó en el norte de África entre la costa mediterránea y el Desierto del Sáhara hasta el sur del Mar Muerto. Hay dos subespecies de burro africano: el asno salvaje nubio y el somalí. Nuestros burros actuales descienden de estos individuos silvestres africanos.
Los burros fueron domesticados por primera vez hace 6.000 años en el norte de África para obtener su carne y su leche. Fueron utilizados como animales de tiro en la Ruta de la Seda hace 2.000 años, transportando la seda desde el océano Pacífico al Mediterráneo a cambio de mercancías comerciales. La ruta terrestre comprendía 6.400 kilómetros y estuvo activa durante muchos años. Ningún animal podía terminar el viaje completo y la mezcla de las razas fueron producto de apareamientos no planificados durante el camino, lo que dio lugar a la diversa gama de razas de burros que tenemos ahora. El viaje finalizaba en los puertos mediterráneos de Grecia, Italia, medio Oriente, Alejandría y Egipto. En Grecia se descubrió que los burros eran ideales para trabajar en los estrechos caminos de las vides. Esta nueva aplicación del animal pronto se extendió a lo largo de los países mediterráneos hasta España, cuya costa al sur dista unos pocos kilómetros de la costa del norte de África, lo que muy posiblemente fue la ruta de entrada del asno africano.
El ejército romano fue el responsable del traslado de los burros hacia el norte de Europa. Fueron utilizados en la agricultura y como animales de carga. Los romanos los empleaban para trabajar en sus nuevas vides, algunas localizadas en el norte de Francia y Alemania. Los burros fueron llevados a Inglaterra durante la invasión romana en el año 43 d. C. Sin embargo, no fueron conocidos popularmente en el Reino Unido hasta después de la década de 1550. Después de mediados del siglo XVII, la invasión de Irlanda llevada a cabo por Oliver Cromwell consideró la tendencia de utilizar a los burros para realizar trabajos de guerra. Por este motivo, una gran cantidad de asnos fueron introducidos en el país por primera vez, ofreciendo oportunidades para los más necesitados y las comunidades irlandesas donde podían mantener un animal de tiro que les resultaba económico.
Animales de trabajo
La gran mayoría de la población de équidos en el mundo son animales de trabajo. Se estima que 112 millones de caballos, ponis, burros y mulas de trabajo resultan esenciales para el sustento de algunas de las comunidades más pobres de África, Asia, Centroamérica y Sudamérica. El valor socioeconómico de esta, considerada, bestia de carga, se da por hecho, y la gente se aprovecha de su gran capacidad de trabajo.
Las investigaciones han resaltado que las comunidades rurales consideran al équido como el elemento más importante.
En áreas rurales, los equinos son empleados normalmente en la agricultura y para el transporte: tiran de arados y carros, llevan mercancía hasta los mercados, cuidan de los rebaños y cogen agua de los pozos. En las zonas urbanas se les utiliza en la construcción, el transporte de personas y mercancías y en la recogida de la basura. Al permitir que sus propietarios participen en el trabajo, aumentan su capacidad económica, lo que se emplea normalmente para cubrir el coste de la educación en sus hijos. La educación en niñas promueve la igualdad de género, permitiendo a las mujeres estar económicamente activas.
Intervenciones simples (como educación a propietarios o herradores) permiten a los propietarios mantener a sus equinos en condiciones de trabajo saludables y garantizar su continuo beneficio productivo. Algunas de estas intervenciones incluyen mejoras en el acceso a arneses buenos y asequibles, cuidado de los cascos, atención veterinaria, y, sobre todo, el empoderamiento de sus propietarios con mejores conocimiento sobre équidos, debido a la capacidad de estos animales para ayudar en actividades generadoras de ingresos.