Justicia para Rosie, la burra devorada en vida
“La burrita de color oscuro está en los huesos, en el suelo, sin moverse y tiene heridas abiertas detrás. La burra intenta ponerse de pie, pero el perro le muerde y la burra chilla de dolor…" Era el aviso desesperado que recibía la ONG, el Refugio del Burrito, en agosto de 2015 sobre una burra en unas instalaciones en Quart de Poblet, Valencia.
Hoy 4 de Octubre 2018, coincidiendo con el Día Mundial de los Animales, se ha celebrado su juicio en el juzgado de lo penal de Valencia.
Rosie, que así se llama la burra, malvivía en unas instalaciones sin cobijo, rodeada de basura, objetos punzantes y chatarra junto a otro burro macho de color blanco y un perro adulto pastor alemán. La burra estaba siendo devorada en vida literalmente. Tenía heridas abiertas e infectadas por todo el cuerpo, causadas por mordiscos del perro y permanecía tumbada sin poder acceder a agua ni a comida pues cada vez que se levantaba el perro le atacaba.
Su compañero, el burro macho blanco había corrido mejor suerte dado que se defendía de los mordiscos del perro, pero presentaba fracturas antiguas sin tratar. Un viandante dio el aviso a la organización y esta se puso en marcha inmediatamente para darle atención veterinaria de urgencia a esos animales.
Tras tres días de lucha ante la pasividad de las autoridades competentes, finalmente una veterinaria pudo acceder para darle auxilio a la burra. Rosie presentaba muchas heridas y estaba en los huesos. Lo más crítico era una herida infectada muy grave en el cuarto trasero derecho que no se podía tratar en el sitio, hacía falta llevarla inmediatamente a un hospital veterinario. “Pasa mucho tiempo tumbada por el dolor. Muestra miedo al otro burro y al perro y no la dejan comer”, comentaba la veterinaria.
En el intento desesperado de salvar la vida del animal, Rosie fue trasladada inmediatamente al hospital de San Vicente del Raspeig en Alicante. En el hospital se confirma que la burra tiene tan solo 16 años de edad, que está excesivamente delgada, pesando tan sólo 158 kgs de los 250 kg que debería pesar un burro de su estatura, deshidratada y con muchísimo dolor.
Rosie estuvo 25 días ingresada en el hospital recibiendo cuidados intensivos. Su progreso fue bastante lento, estaba fuera de peligro, pero seguía con mucho dolor y se tumbaba mucho.
El informe clínico del hospital dicta “En el examen externo, la burra presentaba heridas superficiales por todo el cuerpo y heridas profundas con desgarro de piel y músculo en la nalga derecha e izquierda. En base a la historia, los signos clínicos animal y las pruebas complementarias realizadas se estableció un diagnóstico definitivo de politraumatismo por mordedura.
Se realizó la limpieza, desinfección y desbridado quirúrgico del tejido necrótico de todas las heridas y se instauró un tratamiento médico a base antinflamatorios (fenilbutazona), antibioterapia sistémica de amplio espectro (cefquinoma), manejo de la dieta, vigilancia constante y curas diarias de las heridas.”
La burra además tenía sarna lo que no ayudaba a que cicatrizase la piel. Después de un mes la burra es dada de alta, pero las curas, los medicamentos y la dieta rica en calorías siguieron bajo la tutela del Refugio del Burrito.
Hoy, tres años más tarde, la burra goza de una salud óptima, y disfruta su vida de retiro junto a otros équidos que una vez fueron maltratados o abandonados.
Mientras, veterinarios y representantes de la Asociación el Refugio del Burrito se desplazan esperanzados a Valencia para salvar, ahora legalmente, a Rosie. El acusado afronta hoy una pena de un año de prisión por no cuidar a la burra y permitir que el perro, también de su propiedad, atacara repetidamente al animal.
La Fiscalía de Valencia considera que los hechos son constitutivos de un delito de maltrato animal. Aparte de la pena de cárcel, el ministerio público solicita una inhabilitación para la tenencia de animales y para que pueda ejercer cualquier profesión relacionada con este ámbito.
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